miércoles, 20 de mayo de 2009

LA SEÑAL DE UN HARTAZGO SOCIAL

NO TODO LO LEGAL ES MORAL… AUNQUE MUCHOS SE RESISTAN A CREERLO

Días atrás, un hecho poco común dio una clara muestra del divorcio existente entre el sentimiento, valores y concepción ética y moral de una sociedad en pleno hartazgo y la mantención a todo costo, de un concepto “superador” únicamente para los directamente involucrados, en la justicia. Me refiero a lo que sucede con la UNC donde le niegan la designación como profesor consulto a un abogado, supuestamente por haber basado sus principales éxitos profesionales defendiendo acusados de violación, según la acusación de un colectivo de género. Un profesional conocido para muchos en nuestra ciudad, desde un caso que le costara la renuncia al Ministerio de Gobierno de Rio Negro en la gestión de Alvarez Guerrero, cuando se firmó una carpeta con el indulto a un detenido y condenado, que lo dejaba en libertad.-
La defensa de su postulación estuvo a cargo del rector de la facultad de derecho, quien señaló según los medios que “La Facultad no puede estigmatizar....” y tiene razón. Supongamos empero a una persona cualquiera, que se maneja con sus propios códigos, a la que poco importa lo que piensen u opinen los demás y daña con sus acciones a la misma sociedad que lo protege. ¿Qué alternativa cabe entonces a esa sociedad a la que siempre se la carga de culpabilidad con tal de no exigirle nada a nadie, cuando en la concepción ética particular con la que se maneja habitualmente una persona cualquiera (no específicamente es éste el caso) no le interesa que la estigmaticen y no se la puede escarmentar hasta que lo comprenda?
Insistimos muchas veces en la necesidad de autodefensa de la sociedad, ante tanta desprotección y decisión tomada a sus espaldas, que la termina involucrando y enfrentando a sus propios intereses. Situación en que venimos cayendo progresivamente desde los últimos treinta años por lo menos y nos acerca cada vez más a la justicia por mano propia.-
Me refiero entre otros a la necesidad de rescatar la condena social otrora tan en evidencia, que permitía establecer un claro acompañamiento de lo legal con lo moral, que luego de éste seudo-progresismo garcantista que nos embargó en pleno raptus de modernidad neoliberal (que por suerte se está abandonando en el mundo) confundiera a demasiados limitando lo moral a lo estrictamente legal y embarcándonos en una ley de la selva que se ha vuelto insoportable para la mayoría.-
Una minoría se maneja muy bien en ella y naturalmente no desean cambiarla y ante la reacción natural de la impotencia se confunde todo. La visión pragmática, moderna y facilista de “la garantía” aplicada en una sola dirección con la que se manejan muchos, sólo es para otros la concepción y el marco que permite el libre albedrío para quienes conociendo la selva de memoria, sólo aceptan que se legisle, jugar y establecer la competencia en ese lugar. Lo hacen, porque saben que la enorme mayoría no tiene esos códigos, no puede manejarse allí y lo hacen en desmedro de la estepa moral donde todo el resto de la sociedad está acostumbrada a desenvolverse.-
Esta mentalidad seudo-progresista permitió la aparición de los autores del 2x4, 3x1 o toda figura alfanumérica que permita que un delincuente, culpable, condenado, salga cuanto antes. Un letrado hasta podría alabar el desempeño de sus colegas si son demasiado eficientes en el tema pero ¿conocer los ardides y atajos, de vacíos de la ley para que un culpable quede libre, significa garantizar justicia? Y ¿hacerlo es moral? Al hacerlo ¿se garantiza la justicia de los demás y sobre todo de quien fue damnificado? ¿Siempre hay que pensar en el derecho del delincuente y no del damnificado? Entonces a pesar del desamparo y la flagrante injusticia ¿la sociedad tiene que aplaudir y alabar? Un debate que nos debemos.-
Ante ello por el contrario, se reacciona. ¿Como dar a conocer su repudio, si el poder legítimo incluso comparte por otros intereses esta situación que la daña y marcha a contrapelo de lo que educa? Cuando los portadores de estas actitudes disponen de un cargo de representación, resultan ser quienes nos embarcan en tanto acuerdo y ley internacional que nada tienen que ver con nuestra idiosincrasia, obligándonos a asumir (adhiriendo a pactos del más variado nombre) y como garantías constitucionales, situaciones que a veces no conocemos ni hemos vivido ni corresponden a nuestra historia. Pactos en general con un norte en común, el desmedro de las víctimas.-
Y reitero que establecemos la clara diferencia entre la garantía de defensa y la garantía de utilizar todos los recursos legales posibles y aquellos evidentes o no que no están claramente legislados, errores y vacíos posibles en el camino de tanta burocracia establecida para que se cometan, para (siempre en detrimento de las víctimas y la sociedad) lograr la libertad de sus clientes.-
No tengo dudas que si se recurre a la Justicia es casi seguro que ésta exija la incorporación del letrado y su actuación pública garantizaría que así lo haga. Pero según las informaciones, es más que probable que encuentre el no respeto de sus alumnos, el negarse a que pudiera brindarles ninguna lección de ética ni moral, como se ha comentado y contra eso no se puede. Por lo demás no debe ser fácil para nadie, al final de la vida, encontrarse en semejante situación.-
Aquí se está por dilucidar mucho más que un cargo o un reconocimiento. No por nada están reaccionando corporativamente los Colegios profesionales ¿no?.-

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